Diario ELPAÍS,Madrid
Una hornada de grupos, encabezados por el colombiano Jorge Villamizar, muestra la otra cara del pop rock suramericano
Con 17 años, Jorge Villamizar se fue de voluntario a la Escuela Naval de Colombia. Fue, asegura, uno de los "mayores errores" de su vida. "Todavía tengo pesadillas con las guardias. Allí solo, aburrido, cansado... y luego al volver al cuartel me encontraba rodeado de hombres. ¡Pasaba meses sin ver a una mujer! Una experiencia horrible". Lo explica este colombiano de 36 años sentado en el sofá de su discográfica española Warner.
Aunque no todo fue malo durante aquellas noches de guardia. Allí empezó a escribir canciones. "Me comía tanto el coco que escuchaba melodías en mi cabeza. Al final del año tenía varias compuestas sin necesidad de agarrar un bolígrafo o una guitarra". Una de ésas fue Mi primer millón, la canción que dio fama a Bacilos, el grupo de pop alternativo que Villamizar montó años después. De gran éxito en Suramérica, aquella fue una de las pocas canciones de la banda que cruzaron el océano y sonaron en España. "Sí, claro que ganamos un millón. Pero me lo gasté todo en el divorcio", explica. Hace tres años, Villamizar vivió un segundo divorcio, pero esta vez musical. "En una de las 2.000 discusiones al día que teníamos la banda, decidimos separarnos. Sin traumas", cuenta.
Ahora, el cantante colombiano comienza su carrera en solitario con un más que interesante disco de rock. Le ha puesto su nombre y -no se asusten- no es otro disco de amor. "Es más bien un disco de solteros treintañeros que buscan vivir".
Villamizar no quiere hablar mal de nadie, pero su primer disco es una buena alternativa a Juanes. Es uno más de los muchos grupos que, sin querer, plantan cara a los tópicos latinos muchas veces representados por Shakiras, Bautes o Ricky Martins. El camino para triunfar en España, pese al idioma, se hace cuesta arriba. Le ha pasado a otros colombianos: Aterciopelados, que ya preparan su segundo desembarco en España en los próximos meses -del 2 al 16 de mayo dará siete conciertos por toda la Península-. Bajo el brazo llevan su noveno disco, Río, en el que vuelven a mezclar el rock con el folclor colombiano. Algo parecido a lo que hacen los mexicanos Plastilina Mosh, que esta semana publicaron aquí su quinto disco, All you need is Mosh, que cuenta con la colaboración de una paisana que también intenta hacerse su camino en España: Ximena Sariñana.
Más curiosa es la mezcla del dúo de Tijuana, Bosctich y Fusible, que bajo el nombre de Nortec Collective combinan la música electrónica con la norteña mexicana, colaboración con los Tigres del Norte incluida. Esta semana publican en España su nuevo disco, Tijuana sound machine, que encajaría perfecto en una sesión del festival Sónar de Barcelona. Para todos ellos, calar ante el público español se convierte en su nuevo reto. Una que sí lo hizo, Julieta Venegas, contaba hace unos meses las claves: "En el momento que a sus conciertos vayan más españoles que originarios de sus países correspondientes tenemos hecho la mitad del camino". En eso andan.
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